Trastorno de Ansiedad Severa, Intolerante a la frustración, Sociópata en potencia.
Eso fue lo último que dijo mi Doctor...

lunes, 29 de julio de 2013

Paredes que ven, corazón que lo siente



Mi casita tan bonita, rota  y suicida,
  mi pobre casita,
tiene los cimientos cojos
 su único pilar ya  tiene la mezcla cuarteada,
  la pintura descarapelada de tanta arruga, de tanta vida.

Mi casita
tiene la alacena llenas de farmacéuticas esperanzas,
sueños químicos que rellenan las almohadas,
 que apagan  insomnios esquizofrénicos
en todas las lunas.

Mi casita tan bonita  y rota
tiene las ventanas ausentes,
  las puertas perdidas,
fotos sin nombre,
zapatos sin dueño,
 techos con la locura empolvada.

Mi casita tan bonita y suicida
tiene la cocina sucia y  los cuchillos afilados,
con  las ganas de morirse servidas en los platos,
el radio encendido que nadie  escucha,
la tetera escupiendo gritos
 y  los manteles que  lloran en silencio debajo de la mesa.

Mi casita, mi pobre casita,
tan rota, tan bonita, tan suicida.,
tan mía.

lunes, 15 de julio de 2013

Ayer



Recuerdo cuando mi abuelo metía el abanico al baño antes de ducharse: 
 él tenía siempre el mismo lugar en la mesa.
Recuerdo cuando mi nana maldecía y reía con los mismos dientes chimuelos:
el sofá con estampados campiranos,
las 104 figurillas de cerámica alrededor del televisor,
el patio, mi segunda casa,
 con aroma a comal y a café,
con aroma a 5 minutos de Raleigh.

Me acuerdo cuando pisteábamos agua  
en los envases vacíos de cristal,
cuando queríamos ser grandes,
ayer, debajo de ese guamúchil 
 donde no existía la gravedad.
 
Recuerdo cuando me preguntaba:
por qué el cielo es azul
de que están hecho los espejos
si dios existe.

Recuerdo cuando creía que las pestañas concedían deseos,
que los superhéroes existían y se llaman papá,
que las madres no morían,
que los adultos lo sabían todo,
  que la televisión no mentía,
que las mujeres se iban de blanco,
y con las piernas cerradas.

Ayer, debajo de ese guamúchil
cuando creía que la vida perdonaba
 y que el amor,
 el amor era para siempre…



sábado, 9 de febrero de 2013

meses sin intereses



 Para tu comodidad me llevo el miedo impreso en mi diario
 y te ofrezco planes de odio a largo plazo sin intereses.

 Para tu comodidad tengo un pasado lo bastante sucio
como para corroborar cualquier insulto que gustes acomodarme.
  Para tu comodidad, si me ves puedes fingir que no me conoces
o quizás llamarme Diana, Claudia, Martha, señorita;
cualquier palabra que salga de esa boca que fue mía  sonará sarcasmo.

  Para tu comodidad  tengo un montón de malos recuerdos
y  todas mis cartas con reclamos
  que siempre regresan diciendo lo mismo:
 "devolver al remitente".

Para tu comodidad,
y para terminar de hacerte esto más fácil,
admito que te dejo
 y que no siento culpa.